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Cientos de santos de los últimos días sirven a los afectados por sismos en Puerto Rico

Más de 500 miembros de la Iglesia de Jesucristo se han integrado a la labor de ayuda y ministración

En medio de intermitentes temblores de tierra en la parte sur de la isla de Puerto Rico, más de 500 santos de los últimos días brindan ayuda y consuelo a cientos de personas afectadas. Después de los sismos, unas 550 réplicas han continuado sintiéndose, lo que ha provocado deterioros de casas y otras construcciones, unido a que la gente prefiere dormir fuera de sus hogares por temor a que estas colapsen por los constantes movimientos.

 

Con más de 2000 horas colectivas de servicio desde este jueves 9 de enero hasta el día de hoy, los miembros de la Iglesia y sus líderes han estado presente en la zona afectada, entregando artículos de primera necesidad y otros recursos, además de ministrar a los afectados.

Hasta el momento, a través del voluntariado Manos que Ayudan de la Iglesia de Jesucristo, se han entregado 672 paquetes de agua embotellada, 30 catres para niños, 800 kits para el aseo personal, 13 generadores eléctricos y 50 colchones inflables a más de 1,500 personas en los municipios de Guánica, Guayanilla, Yauco y Ponce.

El élder Tomás Román, setenta autoridad de área de la Iglesia, también ha estado ministrando y dando apoyo a las familias afectadas. Enfatiza que la labor que realizan es una encomienda del Señor Jesús y como cristianos desean seguir sus pasos con fe.

“Estamos siguiendo el ejemplo de Salvador, llevando ayuda a las personas que necesitan. No solamente agua o casetas de campaña, sino también apoyo emocional al estar aquí con ellos. Estamos todos en oración para que puedan sentir el apoyo moral y espiritual a la misma vez”.

De su parte, el élder Jorge M. Alvarado, setenta autoridad general y miembro de la Presidencia del Área del Caribe describió la labor que han estado realizando junto a miembros de la Iglesia y otras entidades comunitarias que se han unido a los esfuerzos.

“Estamos yendo a específicos lugares donde la gente tiene necesidad. La gente tiene miedo. Acabo de estar con una pareja que vino de dos pueblos más lejos a ver cómo le podemos ayudar porque ellos no pueden dormir en la noche. No pueden estar dentro de sus casas porque tiembla. Entonces, estamos colocando carpas para que la gente pueda vivir y no esté a la intemperie”, dijo el élder Alvarado.

A pesar de esta realidad, esta experiencia mantiene firme la fe del puertorriqueño, tal como lo indica Luis Arroyo, afectado de la zona de Ponce: “Yo le digo a los muchachos que tenemos que tener fe porque son cosas que no sabemos de dónde vienen o qué es lo que está pasando. En estos momentos es que sabemos la fe que tenemos, por medio de nosotros mismos o de otras personas que nos ayudan”, indicó el señor Arroyo.

María Maldonado, residente en Peñuelas también manifestó su plena confianza en Dios durante estos momentos: “Necesitamos orar mucho. Creer en que existe un padre que vive y que es verdadero y que, si nos aferramos a Él y acudimos a la Iglesia, vamos a estar salvos, porque el único que puede salvarnos de todo esto es nuestro Padre Celestial”, subrayó María.

Durante la mañana del domingo, todas las congregaciones de Ponce, Puerto Rico, se reunieron solo para tomar la santa cena y luego salir a servir, para distribuir ayudas y ministrar a los que necesiten.

El presidente de la Estaca de Ponce, Frankie Ruiz, dijo a la congregación: “Nosotros, los miembros de la Iglesia, podemos hacer la diferencia al servir y al pedir a nuestro Padre Celestial que tenga misericordia y pare esta terrible situación”.

Motivó además a todos los presentes a ejercer la fe en favor de quienes más necesitan en estos momentos: “Cualquier acto pequeño y sencillo cuenta y hará la diferencia. Necesitamos ministrar a nuestro pueblo, quienes necesitan de nuestra fe, nuestras oraciones y diligencia. Es el momento de poner en práctica todo lo que hemos aprendido en el evangelio. Mientras le sirvamos a Él y a sus hijos, Dios cuidará de nosotros”, dijo el presidente Ruiz.

En la tarde, 165 miembros de la Iglesia procedentes de las distintas estacas de la isla, se congregaron en el centro de reuniones de Ponce I para un devocional especial de voluntarios. Estos se apersonaron de manera espontánea y solidaria con una gran cantidad de provisiones colectadas por sus propios medios, en auxilio de las personas afectadas.

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